Abandonad toda esperanza

 En 1318, seis años después de que en el Concilio de Vienne se decretase la disolución de la Orden del Temple, se creó en Portugal la Orden de Cristo. Orden creada explícitamente para dar cobijo a los caballeros templarios, lo que permitió a muchos de estos caballeros de la península, así como del resto de Europa, sobre todo franceses, buscar refugio integrándose en esta recién creada Orden.

Durante casi doscientos años los templarios habían adquirido un conocimiento, lo asimilaron, lo simbolizaron y lo transmitieron de hermano a hermano. La pervivencia de la Orden impidió que ese conocimiento llegase a superar la realidad de su tiempo y como consecuencia pereció con el último templario.

Ahora se buscaba ese saber y a través de él, otro poder. Porque en la historia de la eterna búsqueda del hombre por el conocimiento siempre se ha ocultado un ansia de poder que sitúe al que sabe por encima del que ignora.