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viernes, 8 de julio de 2011

El Códex Calixtinus


El Códex Calixtinus o Códice Calixtino, es un manuscrito miniado del siglo XII, en el cual se recopilan un conjunto de textos litúrgicos e históricos, es reconocido en la actualidad como la primera Guía del Peregrino existente.
Se trata de una especie de guía para los peregrinos que seguían el trazado de la Ruta Jacobea al viajar a la ciudad de Santiago de Compostela, con consejos, descripciones de la ruta y de las obras de arte, así como de las costumbres de la gente que vivía en los pueblos a lo largo del camino. Contiene asimismo sermones, milagros y textos litúrgicos relacionados con el Apóstol Santiago.
Si bien se trata de un conjunto de materiales que se fueron redactando en diversos períodos y de manera independiente, su autoría se atribuye al monje cluniacense Aymeric Picaud, acompañante del Papa Calixto II (Guido de Borgoña), en su peregrinación a Santiago allá por el año 1109.

El códice fue copiado por varios autores y se reunió en un único volúmen, con toda probabilidad entre los años 1130 y 1140. Al autor principal se le conoce con el nombre de Scriptor I. Se cree que para dar más importancia a su trabajo, los copistas añadieron un prefacio al libro con una carta firmada, presuntamente, por el Papa Calixto II, muerto en el 1124 y responsable en origen de la concesión del privilegio del Año Santo Jacobeo, año en que se abre la Puerta Santa de la Catedral.

El Codex Calixtinus consta de cinco libros y dos apéndices, con un total de 225 folios de pergamino escritos en las dos caras, con un tamaño de 295 x 214 mm. Salvo excepciones, el texto es siempre a una columna, con 34 líneas por página.
El primer libro es de carácter litúrgico, el segundo hagiográfico, el tercero y cuarto de naturaleza histórica y el quinto, que alcanzó una mayor celebridad, es una especie de Guía para el peregrino.
Carta de Papa Calixto II: Es el comienzo del libro y su autor dice ser el Papa Calixto II (Folios 1 y 2).
Libro I: Libro de los las Liturgias:. De carácter litúrgico, supone casi la mitad de todo el manuscrito y contiene información acerca de la espiritualidad y los aspectos prácticos de la peregrinación (Folios 2 a 139).
Libro II: Libro de los Milagros. De carácter hagiográfico, contiene una colección de 22 milagros debidos a la intercesión del Apóstol Santiago y realizados en diversas regiones de Europa. (Folios 139 a 155).
Libro III: Traslación del cuerpo a Santiago. De carácter histórico y el más breve de todos, relata la evangelización de España por el apóstol Santiago y la posterior “traslación” de su cuerpo desde Jerusalén a Galicia y, finalmente, al lugar de su sepulcro. También nos habla de la costumbre de los primeros peregrinos de recoger conchas marinas en las costas gallegas. (Folios 156 a 162).
Libro IV: Conquistas de Carlomagno. De carácter también histórico, da cuenta de la entrada de Carlomagno en la Península, la derrota de Roncesvalles y la muerte de Roldán. Cuenta que Santiago se apareció en sueños a Carlomagno, lo incitó a liberar su tumba de los musulmanes y además le indicó la dirección a seguir: un camino de estrellas (Folios 163 a 191).
Libro V: Guía del Peregrino. El que alcanzó mayor celebridad, pues nos presenta la ruta del viaje para los peregrinos y describe la ciudad de Santiago y su catedral, transportándonos a las peregrinaciones del siglo XII con toda fidelidad y convirtiéndose en una verdadera Guía para el Peregrino. (Folios 192 a 213).
Apéndice con obras polifónicas: el folio 220 está desaparecido.
El Códice Calixtino fue sobradamente conocido en la época y por ello se gestaron varios manuscritos. El más notable y antiguo de todos ellos, que data de entre 1150 y 1160, está custodiado hoy día en el Archivo de la Catedral de Santiago y es copia de un ejemplar modelo.
Se imprimió por vez primera en 1882, tras ser descubierto por el jesuita Fidel Fita y tras haber estado desaparecido muchos años. El manuscrito fue restaurado en 1966, recortándose las hojas que eran más grandes y sobresalían del resto y añadiéndosele de nuevo el Libro IV, que había sido arrancado en 1609 bien por accidente, robo o un decreto de Felipe III.

El 5 de julio de 2011, los archiveros de la catedral de Santiago de Compostela echaron en falta la obra y denunciaron el robo a las autoridades. El códice fue sustraído de una cámara blindada donde se encuentran depositadas las obras más valiosas del archivo. Las investigaciones revelaron que el hurto se había producido la semana anterior. El sistema de seguridad del texto era muy riguroso, lo que había permitido mantenerlo a buen resguardo durante 800 años. La llave de la caja fuerte, sin embargo, era vigilada de un modo más laxo: las llaves se encontraron colocadas en la cerradura de la caja que custodiaba el que se considera la mayor joya del templo compostelano.

miércoles, 29 de junio de 2011

EL MONUMENTO A LOS NAVEGANTES



“A los hombres de estas Rías que hallaron gloria por los caminos del mar”.

Paio Gómez Charino
Alvar Paez de Sotomayor
Alonso Jofre de Tenorio
Juan Da Nova
Pedro Sarmiento de Gamboa
Gonzalo de Vigo
Bartolomé y Gonzalo de Nodal
Juan de Matos
Enrique Mac Donell de Gonde
José Gago de Mendoza
Casto Méndez Núñez

Así reza el monumento que se encuentra en los Jardines de Vincenti, en el Parque de Las Palmeras y está dedicado a los navegantes y marinos ilustres de nuestra tierra, la relación de nombres también se encuentra en dicho monumento y son quienes con sus hazañas, han conseguido llevar el nombre de Pontevedra por esos mares en ocasiones lejanos.
El monumento fue inaugurado en el otoño de 1959, con motivo al IV Centenario de la finalización de la Basílica de Santa María La Mayor su ubicación fue en los Jardines de Vincenti, lugar que sigue ocupando hoy en día y su construcción se debió principalmente a la iniciativa de don Amancio Landín Carrasco, quien en su afán a que se le reconociese a nuestros más notables navegantes y descubridores, el materializarlos en un monumento donde se reflejase nuestro reconocimiento para ellos, no cesó que exponer en varios periódicos el vergonzoso olvido en que los tenía nuestra ciudad, a esta iniciativa se unió el Gremio de Mareantes, quienes en una reunión celebrada en torno al mencionado IV Centenario de Santa María La Mayor, se habló también del proyecto que nos ocupa y sobre este aspecto, los representantes del Gremio de Mareantes se ofrecieron a encabezar una suscripción. Fue meses más tarde, cuando el entonces Gobernador Civil de la Provincia, don Rafael Fernández Martínez, quien le propuso a don Amancio Landín Carrasco, la realización del diseño de la obra, algo “baratito”, pues las arcas no daban para mucho y así realizó varios bocetos sobre la obra y sobre uno de ellos, don Rafael Fernández, con cuatro pesetas de la época y con la generosidad del constructor Pin Malvar, realizó esta obra, no sin antes y por falta de dinero, haberle recortado metro y medio de altura y prescindir de un pequeño estanque en el que se reflejaría la obra, aún así el objetivo estaba cumplido y la satisfacción era grande, allí quedaba exaltada nuestra gente de mar, que era el propósito de don Amancio Landín, que fue también el autor de las inscripciones que están en las dos caras de la obra, y todos los que participaron en el proyecto, el monumento no lleva su firma, ni tampoco la del artista que forjó la reja cartográfica de la obra, el maestro Penado.

lunes, 24 de enero de 2011

Pontevedra Historia


Quién en nuestra ciudad no ha escuchado en alguna ocasión eso de: Pontevedra e “Boa Vila”…
¿Pero sabemos de donde procede la expresión?
Tiene su origen en las narraciones del cronista francés Jean Froissart (Valenciennes, Francia, 1337-1410). Famoso sobre todo por sus relatos de la guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia.
Froissart recorrió Galicia con las tropas del Duque de Lancaster, allá a finales del siglo XIV y aludía a Pontevedra como “Bonne Ville”, esto es “Boa Vila”, en referencia a su magnífico emplazamiento y a su esplendor económico.
Jean Froissart se marchó a Inglaterra en 1361 y allí fue nombrado secretario de la reina consorte Felipa, esposa del rey Eduardo III. Visitó Escocia en 1365, más tarde Bruselas y por último hizo largos recorridos por Francia e Italia. En el transcurso de sus viajes se dedicó a recopilar información sobre los eventos de la época. En torno a 1372 ingresó en la Iglesia y fue nombrado cura del pueblo de Lestines en la diócesis de Lieja. Durante los doce años siguientes Froissart compuso un romance en verso titulado Méliador y trabajó en la Crónica de Francia, Inglaterra, Escocia y España. Reanudó sus viajes en 1386 y visitó Inglaterra y otras partes de Europa, con el fin de ampliar su Crónica, en ella, describió muchos de los acontecimientos más significativos de los últimos tres cuartos del siglo XIV. Estaba imbuido de los ideales caballerescos, por lo que exclusivamente le interesaban los asuntos militares y nobiliarios.

jueves, 13 de enero de 2011

Miguel de la Quadra-Salcedo



Deportista innovador.
Corría el verano de 1956. El lanzador era Miguel de la Quadra Salcedo, polivalente deportista. Su primera copa la había ganado como ciclista, lanzaba disco, martillo y peso. Saltaba altura. Corría 100 metros. Tenía el record de España de halterofilia de pesos pesados. Había sido pilier izquierdo en la selección nacional de rugby. Incluso había competido en bobs a cuatro en Cortina D´Ampezzo.
Félix Erausquin le enseñó a tirar la barra vasca, especialidad en la que el atleta gira sobre sí mismo antes de lanzarla. No tardó Miguel en aplicarla a la jabalina.
En París, cuando impresionó a L´Equipe, De la Quadra tiró 62 metros, el récord mundial estaba en 81. De vuelta a España, Miguel de la Quadra, Erausquin y otros lanzadores españoles, comenzaron a acercarse al record del mundo, mientras se desencadenaba la polémica sobre la legalidad del estilo. Pronto llevaron el récord hasta el centenar de metros. Un día de octubre en la Ciudad Universitaria, se dan cita 15.000 personas, Miguel tira 111 metros, la jabalina sobrevuela el campo de rugby y cae en el de baloncesto.
Quizás preocupada por el hecho de que tres españoles puedan copar el pódium de los inminentes juegos de Melbourne (al final España no iría), la Federación Internacional cambia el reglamente y prohíbe dar vueltas antes de lanzar el dardo. Miguel ni se inmuta y en Puerto Rico, lanza, sin vuelta, 91,8 metros, nuevo récord del mundo. La federación cambia por segunda vez la reglamentación, tampoco la punta de la jabalina puede mirar atrás. Allí se acabó el vuelo de la jabalina española.
Muchos años después, Miguel de la Quadra, cuando ya era reportero de televisión, pasó un día por los territorios de una tribu amazónica poco amiga de los forasteros, cogió una lanza y después de la vuelta oportuna, lanzó el arma al otro lado del ancho río del poblado. Los indios se disputaron los pelos de su bigote, los querían como amuleto.

miércoles, 12 de enero de 2011

Una historia conmovedora...


En la Navidad de 1914 ocurría el hecho más sorprendente de toda la Primera Guerra Mundial.

La I Guerra Mundial, llamada en ese momento la Gran Guerra, se le denominó también la guerra de las trincheras, ya que las tropas luchaban a lo largo de kilómetros de trincheras. En ocasiones el enemigo se encontraba ...enfrente a escasos cien metros.
En aquella Nochebuena de 1914, uno de los vigías del ejército británico, advirtió la aparición de unas tenues luces en el lado alemán, con lo que dio la voz de alerta para prepararse para el ataque. Sin embargo, nada sucedió. Las luces se multiplicaron, y al observar por los binoculares, los británicos se llenaron de asombro al constatar que se trataba de árboles de Navidad iluminados, que situaban fuera de las trincheras. El Káiser de forma directa había ordenado que se enviasen abetos con adornos navideños al frente, junto con raciones extra de pan, salchichas y licores, unas medidas para aumentar el ánimo de la tropa, durante tan señaladas fechas.
Pronto se oyeron con claridad agradables voces en alemán cantando villancicos: "Stille Nacht, heilige nacht..." "Noche de Paz, noche de amor...".
Los soldados franceses y británicos admiraron perplejos los árboles luminosos. Esa visión casi irreal ayudó a crear un inesperado clima de fraternidad durante la noche. Varios soldados británicos se animaron a cantar también desde sus posiciones villancicos en inglés, con lo que el intercambio de balas de los meses anteriores se transformó en un intercambio de villancicos.
Tímidamente y envueltos en el mágico espíritu de la Navidad, se fueron uniendo a distancia a sus grandes enemigos, entonando cánticos al mismo son.
En tal estado de confraternidad, soldados alemanes comenzaron a gritar en un inglés aproximado "We don't shoot, you don't shoot!" ¡No disparamos, ustedes no disparen! Sin embargo, la duda y el temor no se habían disipado del todo.
Al amanecer, el día de Navidad, algunos soldados germanos, comenzaron a agitar banderas blancas y a salir desarmados de sus trincheras, con las manos en los bolsillos, a tierra de nadie. En el primer momento los aliados vacilaron, pero pronto salieron a su encuentro. Los hombres, que hasta ese mismo día habían estado matándose, compartieron tabaco, alcohol y chocolate. Los gestos de solidaridad continuarían durante toda la jornada, cada bando pudo recoger a sus compatriotas muertos en los combates de los días anteriores y darles digna sepultura. Los enterramientos fueron asistidos por el capellán de uno de los ejércitos, con dolor por ambos bandos.
Se intercambiaron regalos, algunas pocas cosas que habían recibido de sus familias las intercambiaron con los soldados del otro bando. Quien no tenía qué dar, se despojaba de los botones de su casaca para que quedaran como recuerdo. Otros mostraban fotos de sus familiares, cartas, recuerdos íntimos...
¡Alemanes y británicos llegaron a jugar un partido de fútbol! Unos dicen que terminaron 2-1, otros que 3-2, siempre a favor de los germanos.
La noticia de esta tregua llegó a los respectivos cuarteles generales y se adoptaron medidas para frenar esa actitud. Un número indeterminado de soldados franceses sufrieron severos castigos como escarmiento, mientras que por parte de los alemanes fueron enviados al frente oriental, uno de los más duros castigados por la aviación aliada. Se cuenta la historia de un capitán del ejército británico que fue condenado a muerte por su estado mayor por "confraternizar con el enemigo" en la tregua de Navidad del '14. El mismo rey Jorge de Inglaterra tuvo que intervenir para que se le perdonase la vida.
Las cartas en la que los soldados narraban los hechos a sus familiares fueron destruidas y algunas informaciones que llegaron a los periódicos británicos se censuraron. Los franceses confiscaron los negativos de las fotografías que algunos soldados habían tomado durante la tregua, en donde se veía posando a todos amistosamente.
Alfred Anderson, fue el último testigo de esa tregua navideña que quedaba vivo, este escocés falleció a los 109 años. A él la tregua de Navidad le tocó en Francia y duró solamente un día. Pero la vio y la vivió, estuvo con los alemanes, departió con ellos. Fue un hecho real, fue la magia de la tregua de la Navidad de 1914.