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jueves, 1 de septiembre de 2022

TEMPLARIOS Y MAREANTES EN LA GESTA DE COLÓN


Autor:
 José Benito García

Novela histórica

Editorial: Nabetes
Año: 2008
Páginas: 329
P.V.P.: 19,90€
Disponibilidad: Agotado

    

    El autor nos sitúa en la convulsa Pontevedra de finales del siglo XV, cuando era la villa más populosa y pujante de toda Galicia.
    Nos relata la historia como una novela y se narra la novela dentro de la historia. 
    Un enigma templario por descubrir, un acontecimiento histórico que resaltar. 
    La época más esplendorosa de la villa con sus personajes más relevantes: Tristán de Montenegro, el héroe local; Pedro Madruga, su acérrimo enemigo; y como trasfondo, el misterio de la identidad de Colón.


Capítulo I  
Año del Señor de 1341

    El tañido de las campanas anunciaba la llegada de un nuevo día, continuaba lloviendo, al igual que lo había estado haciendo durante toda la noche, y un viento gélido recorría la villa; nada hacía presagiar que esto podía cambiar a lo largo de la mañana. Era un día más del largo invierno tan característico en esta parte del reino.
    Las calles aun desiertas irían poco a poco canalizando a sus gentes en sus quehaceres diarios y en el exterior del recinto amurallado, en el convento de Santo Domingo, un trasiego de frailes de aquí para allá y de susurros de unos a otros no hacía aventurar nada bueno. Uno de los hermanos llevaba días enfermo y su situación se había vuelto muy delicada, todo parecía indicar que su fin había llegado.

    —¿Cuándo sucedió? —preguntó el padre prior a los dos frailes que allí se encontraban, observando el cuerpo ya sin vida del anciano dominico tendido en el catre.
    —Durante la noche mientras dormía. Cuando he venido a despertarlo ya me lo encontré así. ¡El Señor lo acoja en su seno! —respondió uno de los hermanos.
    —Que así sea —contestó a su vez el prior—. Bien, pues dispóngase todo para su cristiana sepultura y óbrese según mandan los cánones.

    Tal como había ordenado el prior, una vez se dio sepultura al hermano fallecido en el campo santo del convento, fue informado de los pocos bienes que poseía. Dado que el interfecto practicaba con denuedo el voto de pobreza, aparte de sus hábitos, una pequeña bolsa de cuero eran todas sus pertenencias.
    El prior, sorprendido por este hallazgo, procedió a comprobar su contenido y ante su sorpresa observó un pequeño trozo de pergamino que al desenrollarlo reveló el siguiente escrito:
    "En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén. Los hechos que no pasan al escrito fácilmente se borran de la memoria. Saliendo del burgo por la puerta que dicen de So a Esqueira, caminamos sesenta y ocho pasos al frente..."

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