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sábado, 10 de noviembre de 2012

"Fragmentos de la Historia"

   Nuestra ciudad cuenta con una serie de pequeñas historias que bien por hallarse dispersas, o tratarse de cuestiones menudas, o poco transcendentes, pasan desapercibidas y no llegan a formar parte de los libros de historia así entendidos.
   Serán los propios historiadores, cronistas e investigadores diversos, quienes en publicaciones como esta que aquí presentamos, o de carácter similar, las pongan en conocimiento del común de los mortales.
   Quiero mostrar una recopilación de esos “fragmentos de la historia” que de forma cotidiana conviven con nosotros y que por la costumbre de verlos asiduamente, pasan desapercibidos. Me refiero a esos restos de edificaciones, diversos componentes de monumentos y construcciones que ha tenido nuestra ciudad y ahora, fragmentados, forman parte de nuestras calles, plazas y jardines y de nuestro paisaje urbano en general.
   Como bien comentó en su día el historiador Juan Juega, al profesor Filgueira Valverde deberíamos de agradecerle, entre otras muchas cosas, el que fuese el promotor de que muchos de esos fragmentos de la historia, se entremezclasen con el entorno urbano actual, produciéndose esa mixtura de lo antiguo con lo moderno y que no fuesen depositados en almacenes o en el interior de un Museo.
   Comenzaremos por uno de los monumentos más emblemáticos de nuestra ciudad, la Fuente de la Herrería. Ubicada originalmente en la esquina de la Plaza de la Herrería, más próxima a los soportales que se dirigen a la Plaza de Curros Enríquez. Se decidió acometer su construcción en 1537, mediante una Cédula del Emperador Carlos V. En 1858 fue sustituida por otra más moderna ubicada en la Plaza de la Peregrina. Sus restos fueron abandonados, hasta que la Sociedad Arqueológica se hizo con ellos y los conservó en las Ruinas de Santo Domingo. Fue en 1928, cuando la fuente se recompuso de nuevo y volvió a la Herrería, para ocupar su emplazamiento actual, en los Jardines de Casto Sampedro. Hay que hacer constar que el gran tazón no es el original de la fuente, ya que este no fue encontrado.
   Otra fuente contemporánea a la anterior, fue la que se denominó Fuente de Santo Domingo, poco se ha sabido de ella, pero según el Profesor Filgueira Valverde, cabe la posibilidad que la fuente que se encontraba en el Paseo de Santa María y hoy la podemos contemplar al final de la calle Naranjo, contenga la taza original de esa fuente.
   El Reloj de la Peregrina.- El 31 de octubre de 1896, se trasladan las campanas de la torre norte a la torre sur de la Capilla de la Virgen Peregrina y en su lugar se instala el reloj que procede del demolido Hospital de San Juan de Dios y según parece también, una de sus campanas. Este hospital se ubicaba en el solar que ahora ocupa la sede del Casino Mercantil, y recordando su capilla se levantó la todavía existente de las Ánimas.
   El Campanil del Ayuntamiento.- Está situado en la cubierta del Ayuntamiento, próximo a su fachada posterior. Procede también del demolido Hospital de San Juan de Dios, junto con una de sus campanas, en un dibujo de Federico Alcoverro lo podemos contemplar en su ubicación original.
   Las estatuas del Pazo García Flórez.- Situadas en el edificio del Museo denominado García Flórez, en las esquinas del tejado en su fachada principal, la que da a la calle Padre Sarmiento. Estas estatuas pétreas que representan a la Esperanza y la Fortaleza, proceden de la portada del Pazo de San Román que daba a la actual Plaza de Curros Enríquez, el edifico ocupaba todo el solar, conservándose hoy en día parte de su fachada, muy modificada, que daba a la Plaza de Teucro.
   El cruceiro de la Plaza de la Leña.- Su lugar de origen es Caldas de Reyes. Durante un período de tiempo se conservó roto y en piezas sueltas en el interior del Museo. Castelao lo recompuso en un dibujo y tiempo después fue restaurado y emplazado en su lugar actual.
   El cruceiro de Santa María.- Filgueira Valverde y Fernández Ojea, opinan que este cruceiro debió de formar parte del humilladero situado en las proximidades del Puente del Burgo, próximo a la Capilla del Burgo. Desde 1954, su ubicación es la actual, en la Plaza de Fonseca, cercano a la puerta meridional de la Basílica de Santa María. Tan sólo la cruz es original, el resto se corresponde a la adaptación para su nuevo emplazamiento.
   El cruceiro del Campillo de Santa María.- Fue trasladado en época relativamente reciente a su lugar actual, enfrente de la entrada norte de Santa María. Se encontraba en el denominado Eirado das Torres, en la explanada de la Avenida de Santa María, podemos observarlo en el dibujo de Pontevedra de AgustínPortela en su ubicación original, al igual que en diferentes dibujos que se conservan de los restos de las Torres Arzobispales.
   El cruceiro de las Cinco Calles.- En 1962 se retiró de su emplazamiento original en Estribela, hay diferentes versiones sobre su estado en ese momento y una controversia sobre el porqué se cambió de lugar y si debería de volver al mismo, aquí sólo mencionaremos su procedencia y su ubicación original.
   El cruceiro de las Ruinas de Santo Domingo.- Se encontraba en el atrio de la iglesia de San Bartolomé el Viejo, situada en el lugar que hoy ocupa el Teatro Principal y el Liceo Casino y derruida en 1844.
   El cruceiro del Puente de la Barca.- Conocido también como cruceiro d´Asencion, haciendo referencia a una tal María d´Asención, quien lo mandó hacer, según un documento del año 1592. Inicialmente se ubicaba en el barrio de la Moureira, en la actual rúa do Cruceiro, hasta que se trasladó a mediados del siglo XX a su emplazamiento actual, en el comienzo del Puente, pegado al edificio de las Madres Doroteas.
   La puerta de la Delegación de Hacienda.- Frente a los Jardines de Casto Sampedro actualmente se encuentra la Delegación de Hacienda, en cuya puerta de entrada, se instaló la última Puerta de Santo Domingo o “Porta da Vila”, que se encontraba en las antiguas murallas medievales, diseño clasicista de Antonio de Soto en 1789.
   La ventana de San Francisco.- La ventana horizontal apaisada que se encuentra en la fachada de la torre de la iglesia de San Francisco, que da acceso al claustro, procede de la casa que los Churruchaos tenían en nuestra ciudad, en el barrio de Santa María, más concretamente entre la calle que hoy lleva su nombre y la calle Charino; una vez desmantelada ésta y trasladada a la quinta que Augusto González Besada decidió construir en terrenos del vecino ayuntamiento de Poio.
   La verja del Colegio Álvarez Limeses.- Esta verja, modificada por motivos de seguridad al eliminar las puntiagudas puntas de lanza, era la que rodeó en un principio, allá por comienzo del siglo XX, al Monumento de los Héroes de Pontesampaio. Hacia mediados de los años cincuenta del pasado siglo, se decidió retirar ese elemento metálico junto con el pretil de piedra que la sostenían y acabaron por servir de cierre al colegio Álvarez Limeses, inaugurado por esos años, y allí sigue hoy en día.
   Estatua de San Pedro en Santa María.- Situado en la contraportada, en el lado de la epístola, según Filgueira Valverde y otros historiadores, esta imagen proviene del anterior templo románico, antecesor de la actual Basílica y derruido al finalizar esta.
   Monumento a los navegantes y marinos de estas Rías.- El ancla que conforma este monumento que se encuentra en el parque de Las Palmeras de nuestra ciudad, es una de las rescatadas en la ensenada de San Simón, proveniente de uno de los famosos “Galeones” de la Batalla de Rande, en octubre de 1702.
   La estatua de Colón.- En los Jardines de Colón, entre el Palacio Provincial y el instituto Valle Inclán, se encuentra la escultura de Juan Sanmartín. Originalmente su emplazamiento fue en el invernadero del Palacio de Montero Ríos en Lourizán, cuando éste fue adquirido por la Diputación, se decidió emplazar aquí la estatua en el año 1949, tras un intercambio de acuerdos entre la Diputación, su propietaria, y el Concello, que se hizo "depositario" que no dueño, del monumento.
   Los “Santos de Mollabao”.- Algunas de las figuras de santos que rodeaban esta capilla, construida en 1741 y derruida a comienzo del siglo XX, se encuentra desperdigadas por distintos lugares, así tenemos, dos de ellas en el cementerio de Salcedo, otras dos en la fachada de la capilla de San Blas y según parece una tercera en su interior, y el San Francisco que presidía la capilla, en una hornacina en su fachada, lo encontramos en el panteón de Sánchez Cantón en el cementerio de San Mauro.
   Ruinas de Santo Domingo.- Estos magníficos vestigios del que fue uno de los mejores templos góticos gallegos y del que únicamente se conserva la cabecera de cinco ábsides, parte del muro Sur de la iglesia y la entrada al capítulo del convento, albergan restos pertenecientes al propio convento e iglesia de Santo Domingo (capiteles y sepulcros de la nobleza medieval) y otras piezas pétreas procedentes de distintas localidades (esculturas, laudas gremiales, escudos nobiliarios, capiteles románicos y góticos, etc.). Fueron salvadas de su derribo en la década de los ochenta del siglo XIX y podemos considerarlas el mayor fragmento de nuestra historia, dentro alberga una reconstrucción conjetural de la portada occidental de la iglesia de San Bartolomé el Viejo.
   Probablemente haya más “fragmentos” de nuestra historia por ahí recolocados, sirva esta pequeña muestra de ejemplo, que por desgracia no ha tenido la continuidad debida y así podemos comprobar, cómo desde hace un tiempo, se han venido retirando ornamentos urbanos en nuestra ciudad, tales como farolas, bancos, monfortinos, etc., e incluso el empedrado de calles, que en algunos casos eran las piedras originales de la antigua muralla y hasta de las Torres Arzobispales y si bien su riqueza histórica no era excesiva, sí que formaban parte de nuestra historia y se nos priva de poder disfrutarla, máxime cuando estos objetos generalmente van a parar a depósitos donde se acumulan como trastos viejos, pasando al olvido. Así, a día de hoy, podemos contemplar detrás del Museo, en el jardín que da a la calle Juan Novás, como se encuentran acumuladas las dovelas del arco que se encontró, en los años ochenta del siglo pasado, al derribarse la conocida como “casa del notario”, en la Plaza de Galicia y que se creen son originales de la capilla de los Santos de Mollabao y que al parecer ya falta una de ellas.